De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina

Viven, trabajan y construyen sus circuitos de diversión entre el Centro Histórico y las colonias Polanco, Condesa y Roma, San Rafael, Escandón, Santa María la Ribera, zona históricamente urbanizada de la Ciudad de México. Se consideran urbícolas y sienten que su fuente de inspiración creativa está en esa diversidad étnica y social del centro de la ciudad y no en la periferia donde habitan los sectores altos, medios altos y los sectores más pobres. La ciudad es valorada en su posibilidad de encontrarse e interactuar con otros muy distintos a ellos mismos.

Algunos sostuvieron que su trabajo consiste en crear y que mucho de lo que vivían en la metrópoli les servía como medio para crear «cosas» y ambientes o conceptos imaginativamente. Para Iván se trata de captar y emular en sus productos la improvisación, los missused o las maneras incorrectas de usar las cosas y el trastocamiento de los espacios y objetos que es realizado por las personas de la vida real. 22 Algunos autores fijan el rango de edad de las generaciones en quince años, como es el caso de Dromel, y otros, como Mannheim, creen que es de treinta años. 19 En diez años se ha triplicado la posesión de computadoras en los hogares mexicanos, por sobre la TV y la radio (AMIPCI, 2011).

No es informal que la generación de jóvenes que ha crecido en esta era digital esté encontrando en estos espacios nuevos circuitos informacionales. Han aprendido, a partir sobre todo de la emergencia de las redes sociales (facebook, twitter, etcétera), nuevas formas organizativas que hoy trascienden el espacio virtual y que en el caso de la generación pin-güina en Chile o la generación 2.0 en México expresan atisbos de una nueva cultura política en América Latina. Habrá que seguirle la pista a las formas distintas en que están accediendo a web y participando en la cultura digital, en las redes sociales, impactando en la producción noticiosa; así como en la transformación de lo político en los contextos particulares de los países latinoamericanos, que tienen, no lo olvidemos, su propia especificidad. Entre los cambios más importantes que el espacio virtual está propiciando en la construcción de los jóvenes como actores sociales, está «la gestión del yo» o la producción de la presencia y visibilización juvenil de maneras más individuales a las maneras colectivas-grupales del siglo XX. Lo que haremos será mirar este palimpsesto generacional, producto de temporalidades superpuestas que configuran ciertas subjetividades juveniles latinoamericanas.

Si bien comparten con las vanguardias ciertas concepciones sobre el trabajo —como placer y obtención de satisfacción estética y como innovación—, lo que los particulariza o identifica de manera distintiva es la combinación de creatividad y capacidad emprendedora que he denominado «pasión emprendedora». Esto es, tienen la capacidad de tomar el riesgo de emprender, en el sentido ejecutivo del término, nuevas ideas y difundirlas entre nuevos públicos y mercados a partir de asociarse con otros creativos para trabajar, crear y proyectar. Las formas de asociación con otros son muy diversas, pero tienen en común conformar colectivos autogestionados alrededor de proyectos creativo-empresariales que terminan cuando los proyectos se acaban.

Así pues, la heterogeneidad se muestra como una clave para pensar a la generación en este continente y nos obliga a cuestionarnos acerca de las formas culturales en que la posmodernidad latinoamericana se materializa. En principio, sostenemos que existe una generación que ha accedido a la juventud en los albores de este siglo compuesta por agentes socializados en una ubicación geopolítica que los hace competir asimétricamente con otros que lo han hecho en regiones en donde se ubican los centros que detentan el poder político y económico. Y que desde ahí, la generación x en América Latina muestra unas aristas difusas, pero que aún así pueden ser identificados con ciertos referentes simbólicos globales. Se instalaron, sin pensarlo siquiera, en la primera movilización global que usó las tecnologías de la información como ninguna otra antes.

La migración indígena es fundamental para entender la producción de juventud entre las etnias del desplazamiento4 en la ciudad. Bajo la etiqueta «jóvenes indígenas» se esconden diferencias de todo tipo incluyendo de clase, edad, origen étnico, educación, ocupación, profesión, expectativas, estilos de vida, y muchas otras, las cuales conforman prácticas culturales y espaciales urbanas muy diversas. Estos jóvenes de ambos sexos han pasado de copiar a la creación de un estilo propio con el cual interactúan entre ellos y con otros jóvenes en la ciudad. También, plomero vega alta a diferencia del pasado, los líderes indios en la ciudad —entre los que se encuentran jóvenes que en su mayoría cuentan ya con estudios universitarios—, apelando a su condición indígena, responden mediática y legalmente en la actualidad a las campañas empresariales e institucionales discriminatorias contra lo que consideran atenta contra la dignidad étnica. Sostuvimos al inicio de este capítulo que las generaciones no son estructuras compactas, sino únicamente referentes simbólicos que identifican vagamente a los agentes socializados en unas mismas coordenadas temporales.

Identificamos algunos rasgos transicionales de la llamada generación X a la generación @ a partir de las identidades juveniles latinoamericanas que evocan empalmes o palimpsestos en las propias subjetividades de los actores que desde la política, el consumo, la desigual incorporación tecnológica, la migración y la neorruralidad dibujan las peculiaridades generacionales latinoamericanas. Una característica central, según los casos presentados en este ensayo, es la profunda desigualdad social que marca estructuralmente a los sujetos jóvenes en nuestro continente. El acceso desigual a los bienes y servicios provoca tensiones constantes al inside fontanero velez malaga de las generaciones. Estas tensiones obligan a la problematización de la categorización generacional latinoamericana.

No son contrarios a lo comercial, consideran que se puede crear en lo comercial y se puede vivir de lo que se trabaja y hace creativamente. Desde el marco organizacional del «mercado» (Hannerz, 1998), los trends pueden ser ubicados como vendedores de ciertos productos culturales novedosos, más precisamente, son generadores de nuevas demandas entre clientes que están a la caza de bienes, servicios e ideas innovadoras para luego comercializarlas en gran escala a través del mercado. Mientras la política de los adultos espacializa en un solo lugar su práctica (el parlamento, los partidos políticos), la política cultural de los jóvenes la escenifica en la cotidianeidad (sus cuerpos, su sociabilidad, sus territorios más próximos). Y por otra parte, mientras la temporalidad política del mundo adulto se refiere a un largo plazo (un mañana mejor), la política cultural juvenil la instala en el corto plazo (un presente mejor). Esta otra configuración cultural es la base de muchos de los desencuentros de los actores juveniles y adultos cuando negocian la resolución de los conflictos.

La dominación patriarcal del cabeza de familia sobre los grupos dependientes (mujeres y jóvenes) se expresa en los sistemas de herencia y en el management sexual. Paradójicamente, los jóvenes, que constituyen una parte fundamental de la fuerza de trabajo, no tienen ni prestigio ni poder. Como compensación, ocupan un lugar central en el espacio lúdico de la comunidad y a menudo participan en muchos aspectos de la vida festiva (fiestas patronales) o recreativas (agrupaciones deportivas). Ubicamos la presencia de los jóvenes indígenas en la Ciudad de México dentro de los procesos de desterritorialización que hoy caracterizan a ciudades mundializadas como Ciudad de México (Hannerz, 1998).

El campo de batalla que es la ciudad, con toda su discriminación y modelo de éxito, hace que algunos jóvenes ilustrados desarrollen una cultura oposicional a partir de recurrir al núcleo de valores aprendidos en sus culturas parentales (comunitarias y familiares) con el propósito de resistir activamente los valores de la sociedad hegemónica. El tema de la juventud indígena3 no ha sido central ni en la investigación ni en la política social. Entre las razones de este desentendimiento, está el reciente reconocimiento de un periodo etario dentro de los pueblos indígenas diferente de la infancia y la adultez.

Este movimiento ilustra muy bien la forma en que la generación X tuvo que lidiar con el advenimiento de internet. Trendsetter es un categoría del advertising que significa «posicionados en la tendencia», de estilos de vida por venir o tendencias. Sin embargo, a falta de un término mejor, lo usamos para referirnos a aquellos jóvenes integrantes de la categoría de personas que Hannerz (1998) denomina «especialistas de la expresión» o «personas que se ocupan de la cultura» que viven en las ciudades mundializadas. Los trends son jóvenes nacidos en la ciudad y tienen entre veintiún y treinta y dos años; son solteros, sin hijos y viven con su familia de origen o comparten departamento con algún familiar. Sus productos culturales son artístico-funcionales a la vida moderna en la ciudad y su trabajo creativo es para cierto segmento del mercado.

En Chile, el proceso de «eclosión pública» de las juventudes rurales está estrechamente ligado a los procesos específicos que se vivieron en el campo posterior a la «contrarreforma» agraria llevada a cabo por la dictadura militar de Pinochet. Después de reprimir a las organizaciones campesinas, devolver una importante porción de tierras expropiadas bajo el gobierno de la Unidad Popular, el gobierno militar comienza una acelerada dinámica neoliberalizadora del agro. Licita predios reexpropiados a asignatarios de la reforma agraria o fiscales a parceleros particulares y vende otros a un grupo de empresas transnacionales que se instalan desde mediados de la década de los ochenta en la zona central para producir y exportar frutas. Pero en el devenir del actor juvenil constituyen puntos de inflexión que esta vez no sólo impactaron a la propia juventud sino al conjunto de la sociedad chilena en su pregunta por los límites y posibilidades de la conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado, como bellamente definió a la política el sociólogo Lechner (1998). Y esa interrogante, a cinco años de la rebelión pingüina, sigue siendo ampliada y profundizada por la acción colectiva de jóvenes y no tan jóvenes en Chile.

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El surgimiento del «pololeo», o noviazgo casual, es un dispositivo que ayuda a prolongar la soltería de esta generación, juveni-lizándola pero, a su vez, abrevia esta juvenilización, por la mayor permisividad sexual que trae aparejado el pololeo, el que desemboca en una descendencia a sustentar. Las mujeres arribarán a esta «breve juventud» debido a la migración laboral (servicio doméstico). El pololeo, como constructo cultural urbano, y muchos bienes simbólicos de un mercado juvenil emergente (moda, música y revistas juveniles), serán apropiados y transmitidos por ellas a los varones. No obstante, la juvenilización de las muchachas será un proceso abortado debido a que al regresar a la comunidad de origen el prototipo identitario «joven y mujer» tendrá una precaria existencia. 23 Esta investigación es resultado de un análisis longitudinal que cada año se realiza en más de 32 países, para conocer los hábitos y tendencias de las personas con respecto a las tecnologías de información y comunicación asociadas a web. El trabajo de campo fue realizado durante diciembre de 2010, enero y febrero de 2011, y el procesamiento de la información se concluyó en marzo.

De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina

No es informal que la generación de jóvenes que ha crecido en esta period digital esté encontrando en estos espacios nuevos circuitos informacionales. Han aprendido, a partir sobre todo de la emergencia de las redes sociales (facebook, twitter, etcétera), nuevas formas organizativas que hoy trascienden el espacio virtual y que en el caso de la generación pin-güina en Chile o la generación 2.0 en México expresan atisbos de una nueva cultura política en América Latina. Habrá que seguirle la pista a las formas distintas en que están accediendo a internet y participando en la cultura digital, en las redes sociales, impactando en la producción noticiosa; así como en la transformación de lo político en los contextos particulares de los países latinoamericanos, que tienen, no lo olvidemos, su propia especificidad. Entre los cambios más importantes que el espacio virtual está propiciando en la construcción de los jóvenes como actores sociales, está «la gestión del yo» o la producción de la presencia y visibilización juvenil de maneras más individuales a las maneras colectivas-grupales del siglo XX. Lo que haremos será mirar este palimpsesto generacional, producto de temporalidades superpuestas que configuran ciertas subjetividades juveniles latinoamericanas.

Algunos sostuvieron que su trabajo consiste en crear y que mucho de lo que vivían en la metrópoli les servía como medio para crear «cosas» y ambientes o conceptos imaginativamente. Para Iván se trata de captar y emular en sus productos la improvisación, los missused o las maneras incorrectas de usar las cosas y el trastocamiento de los espacios y objetos que es realizado por las personas de la vida real. 22 Algunos autores fijan el rango de edad de las generaciones en quince años, como es el caso de Dromel, y otros, como Mannheim, creen que es de treinta años. 19 En diez años se ha triplicado la posesión de computadoras en los hogares mexicanos, por sobre la TV y la radio (AMIPCI, 2011).

Este movimiento ilustra muy bien la forma en que la generación X tuvo que lidiar con el advenimiento de internet. Trendsetter es un categoría del marketing que significa «posicionados en la tendencia», de estilos de vida por venir o tendencias. Sin embargo, a falta de un término mejor, lo usamos para referirnos a aquellos jóvenes integrantes de la categoría de personas que Hannerz (1998) denomina «especialistas de la expresión» o «personas que se ocupan de la cultura» que viven en las ciudades mundializadas. Los developments son jóvenes nacidos en la ciudad y tienen entre veintiún y treinta y dos años; son solteros, sin hijos y viven con su familia de origen o comparten departamento con algún familiar. Sus productos culturales son artístico-funcionales a la vida moderna en la ciudad y su trabajo creativo es para cierto segmento del mercado.

En Chile, el proceso de «eclosión pública» de las juventudes rurales está estrechamente ligado a los procesos específicos que se vivieron en el campo posterior a la «contrarreforma» agraria llevada a cabo por la dictadura militar de Pinochet. Después de reprimir a las organizaciones campesinas, devolver una importante porción de tierras expropiadas bajo el gobierno de la Unidad Popular, el gobierno militar comienza una acelerada dinámica neoliberalizadora del agro. Licita predios reexpropiados a asignatarios de la reforma agraria o fiscales a parceleros particulares y vende otros a un grupo de empresas transnacionales que se instalan desde mediados de la década de los ochenta en la zona central para producir y exportar frutas. Pero en el devenir del actor juvenil constituyen puntos de inflexión que esta vez no sólo impactaron a la propia juventud sino al conjunto de la sociedad chilena en su pregunta por los límites y posibilidades de la conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado, como bellamente definió a la política el sociólogo Lechner (1998). Y esa interrogante, a cinco años de la rebelión pingüina, sigue siendo ampliada y profundizada por la acción colectiva de jóvenes y no tan jóvenes en Chile.

Si bien comparten con las vanguardias ciertas concepciones sobre el trabajo —como placer y obtención de satisfacción estética y como innovación—, lo que los particulariza o identifica de manera distintiva es la combinación de creatividad y capacidad emprendedora que he denominado «pasión emprendedora». Esto es, tienen la capacidad de tomar el riesgo de emprender, en el sentido ejecutivo del término, nuevas ideas y difundirlas entre nuevos públicos y mercados a partir de asociarse con otros creativos para trabajar, crear y proyectar. Las formas de asociación con otros son muy diversas, pero tienen en común conformar colectivos autogestionados alrededor de proyectos creativo-empresariales que terminan cuando los proyectos se acaban.

Viven, trabajan y construyen sus circuitos de diversión entre el Centro Histórico y las colonias Polanco, Condesa y Roma, San Rafael, Escandón, Santa María la Ribera, zona históricamente urbanizada de la Ciudad de México. Se consideran urbícolas y sienten que su fuente de inspiración creativa está en esa diversidad étnica y social del centro de la ciudad y no en la periferia donde habitan los sectores altos, medios altos y los sectores más pobres. La ciudad es valorada en su posibilidad de encontrarse e interactuar con otros muy distintos a ellos mismos.

No son contrarios a lo comercial, consideran que se puede crear en lo comercial y se puede vivir de lo que se trabaja y hace creativamente. Desde el marco organizacional del «mercado» (Hannerz, 1998), los developments pueden ser ubicados como vendedores de ciertos productos culturales novedosos, más precisamente, son generadores de nuevas demandas entre clientes que están a la caza de bienes, servicios e concepts innovadoras para luego comercializarlas en gran escala a través del mercado. Mientras la política de los adultos espacializa en un solo lugar su práctica (el parlamento, los partidos políticos), la política cultural de los jóvenes la escenifica en la cotidianeidad (sus cuerpos, su sociabilidad, sus territorios más próximos). Y por otra parte, mientras la temporalidad política del mundo adulto se refiere a un largo plazo (un mañana mejor), la política cultural juvenil la instala en el corto plazo (un presente mejor). Esta otra configuración cultural es la base de muchos de los desencuentros de los actores juveniles y adultos cuando negocian la resolución de los conflictos.

La migración indígena es fundamental para entender la producción de juventud entre las etnias del desplazamiento4 en la ciudad. Bajo la etiqueta «jóvenes indígenas» se esconden diferencias de todo tipo incluyendo de clase, edad, origen étnico, educación, ocupación, profesión, expectativas, estilos de vida, y muchas otras, las cuales conforman prácticas culturales y espaciales urbanas muy diversas. Estos jóvenes de ambos sexos han pasado de copiar a la creación de un estilo propio con el cual interactúan entre ellos y con otros jóvenes en la ciudad. También, a diferencia del pasado, los líderes indios en la ciudad —entre los que se encuentran jóvenes que en su mayoría cuentan ya con estudios universitarios—, apelando a su condición indígena, responden mediática y legalmente en la actualidad a las campañas empresariales e institucionales discriminatorias contra lo que consideran atenta contra la dignidad étnica. Sostuvimos al inicio de este capítulo que las generaciones no son estructuras compactas, sino únicamente referentes simbólicos que identifican vagamente a los agentes socializados en unas mismas coordenadas temporales.

El campo de batalla que es la ciudad, con toda su discriminación y modelo de éxito, hace que algunos jóvenes ilustrados desarrollen una cultura oposicional a partir de recurrir al núcleo de valores aprendidos en sus culturas parentales (comunitarias y familiares) con el propósito de resistir activamente los valores de la sociedad hegemónica. El tema de la juventud indígena3 no ha sido central ni en la investigación ni en la política social. Entre las razones de este desentendimiento, está el reciente reconocimiento de un periodo etario dentro de los pueblos indígenas diferente de la infancia y la adultez.

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El surgimiento del «pololeo», o noviazgo informal, es un dispositivo que ayuda a prolongar la soltería de esta generación, juveni-lizándola pero, a su vez, abrevia esta juvenilización, por la mayor permisividad sexual que trae aparejado el pololeo, el que desemboca en una descendencia a sustentar. Las mujeres arribarán a esta «breve juventud» debido a la migración laboral (servicio doméstico). El pololeo, como constructo cultural urbano, y muchos bienes simbólicos de un mercado juvenil emergente (moda, música y revistas juveniles), serán apropiados y transmitidos por ellas a los varones. No obstante, la juvenilización de las muchachas será un proceso abortado debido a que al regresar a la comunidad de origen el prototipo identitario «joven y mujer» tendrá una precaria existencia. 23 Esta investigación es resultado de un análisis longitudinal que cada año se realiza en más de 32 países, para conocer los hábitos y tendencias de las personas con respecto a las tecnologías de información y comunicación asociadas a web plomero en san juan. El trabajo de campo fue realizado durante diciembre de 2010, enero y febrero de 2011, y el procesamiento de la información se concluyó en marzo.

Identificamos algunos rasgos transicionales de la llamada generación X a la generación @ a partir de las identidades juveniles latinoamericanas que evocan empalmes o palimpsestos en las propias subjetividades de los actores que desde la política, el consumo, la desigual incorporación tecnológica, la migración y la neorruralidad dibujan las peculiaridades generacionales latinoamericanas. Una característica central, según los casos presentados en este ensayo, es la profunda desigualdad social que marca estructuralmente a los sujetos jóvenes en nuestro continente. El acceso desigual a los bienes y servicios provoca tensiones constantes al interior de las generaciones. Estas tensiones obligan a la problematización de la categorización generacional latinoamericana.

El largo proceso constitutivo de culturas juveniles en el mundo urbano del país desde los años cincuenta (coléricos, carlotos, sicodélicos, revolucionarios, etcétera) es inexistente en el mundo rural hasta los años noventa. A partir de allí, parece experimentarse una compresión histórica, un salto sociocultural abrupto que, en menos de una década, produce jóvenes «juvenilizados». En este sentido, los flujos comunicacionales y la rápida modernización (proyectos desatascos santa pola de desarrollo, expansión educativa, terciarización, etcétera) inclinan una balanza que, al menos hasta la década del setenta, estuvo equilibrada en relación al peso cultural de la urbe versus el campo en la configuración identitaria de los actores rurales. La globalización, que ha traído importantes efectos en el plano de la cultura, se traduce en apropiaciones locales que impregnan de un cariz especial a la generación x en América Latina.

La dominación patriarcal del cabeza de familia sobre los grupos dependientes (mujeres y jóvenes) se expresa en los sistemas de herencia y en el management sexual. Paradójicamente, los jóvenes, que constituyen una parte elementary de la fuerza de trabajo, no tienen ni prestigio ni poder. Como compensación, ocupan un lugar central en el espacio lúdico de la comunidad y a menudo participan en muchos aspectos de la vida festiva (fiestas patronales) o recreativas (agrupaciones deportivas). Ubicamos la presencia de los jóvenes indígenas en la Ciudad de México dentro de los procesos de desterritorialización que hoy caracterizan a ciudades mundializadas como Ciudad de México (Hannerz, 1998).

De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina

Concluimos este ensayo planteando cinco tendencias centrales en la transición de la generación x a la generación @ en América Latina. Macuarrada y nopalitos son términos discriminatorios que refieren a indígenas como personas de calidad inferior. 18 Estoy nuevamente investigando (2011) este segmento en los campos de las artes visuales, música, editorial y espacio digital.

Asentados en un estudio etnográfico,13 basado en historias de vida del distrito rural-costero de Chaihuín,14 en el sur de Chile, queremos dar cuenta de algunos elementos contribuyentes a la formación de la identidad juvenil en este espacio, referido a la última generación de jóvenes en estudio operativa entre 1990 y 2003. Dicha identidad juvenil la contrastaremos con información perteneciente a las generaciones precedentes con el objetivo de ilustrar la dialéctica de dichas adscripciones identitarias en el tiempo. Históricamente —en el amplio espectro de sociedades basadas en la producción agrícola, ganadera y silvícola que ocupan un lugar subordinado en conjuntos estatales más amplios—, la juventud acostumbra a coincidir con una etapa de semide-pendencia social, caracterizada por una precoz inserción laboral y por un estatus subordinado de los jóvenes en el seno de la familia. Dado el carácter doméstico de las unidades de producción y consumo, todo está en función de su reproducción material y ethical.

Si bien las generaciones no son estructuras compactas, como hemos dicho, en esta región lo son menos. Las categorías juventud, clase, etnia y género no son neutras, conforman tipos específicos de desigualdades, producto de relaciones sociales y de poder históricamente constituidas en cada país, región y localidad y son usadas como herramientas para common y normar asimétricamente las relaciones entre jóvenes/adultos, ricos y pobres, entre quienes poseen capital y poder y quienes no lo poseen, entre mestizos, blancos e indígenas, entre hombres y mujeres. Son construcciones socioculturales que han convertido las diferencias de edad o las biológicas del sexo en jerarquías de poder, de estatus y de ingresos a través de complejos sistemas de diferenciación y distinción culturales, que justifican constantemente la posición subordinada y dependiente de las mujeres, de los jóvenes, de los pobres, de las clases medias y populares, de los indígenas. Así lo demuestran los datos más recientes, según los cuales, la mitad del país tiene menos de 26 años (inegi, 2011). Paralelamente, el acceso a las tecnologías de la información también ha ido incrementándose en los últimos años.19 Si bien es cierto que la brecha tecnológica sigue imprimiendo diferencias brutales entre la población que no accede a la tecnología y la que sí, es innegable también el hecho de que amplios sectores de la población, sobre todo en sectores urbanos,20 están conectados.

La emergencia de algo que puede denominarse período juvenil entre la población étnica que habita en los pueblos como en las ciudades se enmarca entre los vertiginosos y dislocantes cambios de los últimos veinticinco años en las dimensiones económica, tecnológica, social y cultural de la sociedad mexicana, los cuales están modificando sustantivamente las vidas diarias de las personas, y en especial de los/as jóvenes. Lo ocurrido en esos casi dos meses del 2006 reubicó los términos de la conversación social entre juventud y política. Sin embargo, poco ha sido el stability sobre el después en términos de los propios actores juveniles. O más precisamente, sobre las formas en que la rebelión pingüina impactó en la cotidianeidad juvenil y sus proyecciones posteriores en términos de involucramiento político. Y aun cuando no ha sido propósito en este análisis la pregunta por el después, o postrebelión pingüina, es necesario introducir algunas reflexiones que permitan leer interpretativamente lo que cambió en términos de subjetividad juvenil a partir del proceso de movilización desarrollado en ese invierno de 2006. En la segunda generación estudiada operativa entre 1961 y 1989, las transformaciones de tipo productivo (labores de pesca y recolección de mariscos), la mayor oferta educativa y la modernización de la sociedad urbana desencadenarán una alteración en la soltería, reconvirtiéndola en una adscripción juvenil con una densidad biográfica mayor.

En un segundo momento, planteamos el concepto de generación y su utilidad heurística para la caracterización de un grupo social determinado. Finalmente, describimos las características de la generación 2.0 en México y su potencialidad generadora de nuevas formas de participación política en el futuro próximo. Es así como la «rebelión de los pingüinos»,17 lejos de quedar reducida a una expresión de los desajustes socioestructurales del «sistema educativo», emerge aquí como un «estado naciente» (Alberoni, 1984). Es decir, un proceso social en el cual se despliegan prácticas y significados culturales que expresan las dinámicas de cambio y continuidad en un lugar y momento temporal específico, y que en términos metodológicos implica articular dimensiones objetivas y subjetivas que producen el conflicto, focalizando, por tanto, el análisis no sólo en las institucionalidades sino que también en los procesos constituyentes de grupalidades.

Los casos mostrados en este ensayo, México y Chile, ilustran las tensiones generacionales que ocurren entre estos mundos rurales y/o indígenas y la escena urbana. Por un lado, constatamos la migración y consecuente visibilización de los jóvenes indios en las ciudades y, por otro, la irrupción de ciertas formas juveniles culturales urbanas que impactan los mundos rurales. Estas tensiones provocan importantes transformaciones socioculturales en relación a la construcción de las diversas juventudes en cada contexto sociocultural, de cómo se recuperen u olviden las tradiciones y se construyan nuevas formas de ser joven en las nuevas realidades migrantes y locales que la globalización está provocando desde hace un cuarto de siglo en las zonas de expulsión o de arribo de los jóvenes. Asimismo, estas nuevas realidades transforman ciertas prácticas sociales y permiten la emergencia de novedosos consumos culturales. Esta heterogeneidad se traduce en distintos modos de ser joven, algunos más vinculados a la globalización —ya sea a través del mercado de trabajo, web fontaneros oleiros y la cultura digital, medios de comunicación o redes afectivas de migrantes cercanos— y otros más ligados a culturas regionales y/o locales. En este sentido, la emergencia de estas identidades juveniles es una hipérbole del propio reacomodo de las interconexiones rurales y urbanas en Chile.

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Asumimos esta perspectiva, que resulta más compleja, y que nos planteará una dificultad para nombrar taxativamente a las generaciones. Delimitar las generaciones de jóvenes en América Latina no es una tarea fácil para los investigadores, pues implica considerar diversos contextos socioculturales en la conformación de los distintos modos de ser joven. En muchos países, regiones y localidades de América Latina las categorías como clase, etnia y género tienen pesos mucho más definitorios en la conformación de sus condiciones juveniles o juventudes. Parafraseando a Rosaldo (1991), y de manera exploratoria, este texto aborda estas relaciones como líneas que se intersectan en zonas contemporáneas transfronterizas con múltiples líneas como urbano, rural, región, world, migración, generación, nacionalidad, política, vestido, gustos musicales, etcétera, que complejizan aún más el análisis de la condición juvenil contemporánea en países como México y Chile. Entendemos que el siglo xxi evidencia nuevas circunstancias de la interculturalidad en términos de la aceptación o inclusión de la diferencia entre los modos de convivencia entre distintos grupos y jóvenes que pueden ser leídas en clave generacional. Enmarcadas en el contexto de una globalización asimétrica, resulta relevante el cuestionamiento acerca de cómo resolverán estas asimetrías sujetos socializados en unas mismas coordenadas temporales.

Según datos del último estudio de la AMIPCI (2011), en 2010 el número de internautas alcanzó los 34.9 millones; es decir, de cada 100 viviendas en México, 29 poseen una computadora y el 70% de la población que tiene computadora en casa, tiene acceso a web. De nuevo, según el mencionado estudio, el 27% de la población que cuenta con servicios de web tiene entre doce y diecisiete años y el 23% tiene entre dieciocho y veinticuatro años. Si sumamos los porcentajes, la mitad de los usuarios de web en México son jóvenes (entre doce y veinticuatro años). Este último dato plantea nuevas interrogantes a quienes venimos interesándonos en la relación de los jóvenes con los medios de comunicación. De manera puntual, nos obliga a mirar lo que ocurre en el amplio ecosistema mediático que se conforma hoy con el agregado de web, celular y videojuegos. Desde el marco «forma de vida», los developments se ubican de una manera particular entre los generadores y difusores de novedosos estilos de vida y de trabajo.

El largo proceso constitutivo de culturas juveniles en el mundo urbano del país desde los años cincuenta (coléricos, carlotos, sicodélicos, revolucionarios, etcétera) es inexistente en el mundo rural hasta los años noventa. A partir de allí, parece experimentarse una compresión histórica, un salto sociocultural abrupto que, en menos de una década, produce jóvenes «juvenilizados». En este sentido, los flujos comunicacionales y la rápida modernización (proyectos fontanero particular de desarrollo, expansión educativa, terciarización, etcétera) inclinan una balanza que, al menos hasta la década del setenta, estuvo equilibrada en relación al peso cultural de la urbe versus el campo en la configuración identitaria de los actores rurales. La globalización, que ha traído importantes efectos en el plano de la cultura, se traduce en apropiaciones locales que impregnan de un cariz especial a la generación x en América Latina.

Frente a la tendencia homogeneizante de la cultura global, cada localidad es tipificada por la hibridación cultural y la heterogeneidad, sujetas a fuerzas transnacionales/globales (Boyd-Barret, 1997). Una de sus expresiones más visibles tiene que ver con las hibridaciones de las prácticas culturales y sociales de los sujetos jóvenes, cuyos productos resultantes muestran transformaciones importantes en términos de la construcción identitaria juvenil contemporánea, que si bien manifiesta pertenencias, tiende a abrirse a la experiencia con unos otros distintos. Las imágenes culturales de lo juvenil que circulan en los circuitos del mainstream international no solo se reproducen a nivel local en reapropiaciones socioculturales específicas, sino que también manifiestan de manera acelerada estas apropiaciones locales y las devuelven al re-colocar ciertas tendencias en otras latitudes. Los casos de los metaleros rurales o los jóvenes indios en las grandes urbes que gustan del ska y del punk, como vimos en este texto, nos muestran un atisbo de esta glocalization (Boyd-Barret, 1997). Indudablemente web y las redes sociales han venido a reconfigurar las formas de organización y participación.

De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina

El surgimiento del «pololeo», o noviazgo informal, es un dispositivo que ayuda a prolongar la soltería de esta generación, juveni-lizándola pero, a su vez, abrevia esta juvenilización, por la mayor permisividad sexual que trae aparejado el pololeo, el que desemboca en una descendencia a sustentar. Las mujeres arribarán a esta «breve juventud» debido a la migración laboral (servicio doméstico). El pololeo, como constructo cultural urbano, y muchos bienes simbólicos de un mercado juvenil emergente (moda, música y revistas juveniles), serán apropiados y transmitidos por ellas a los varones. No obstante, la juvenilización de las muchachas será un proceso abortado debido a que al regresar a la comunidad de origen el prototipo identitario «joven y mujer» tendrá una precaria existencia. 23 Esta investigación es resultado de un análisis longitudinal que cada año se realiza en más de 32 países, para conocer los hábitos y tendencias de las personas con respecto a las tecnologías de información y comunicación asociadas a web. El trabajo de campo fue realizado durante diciembre de 2010, enero y febrero de 2011, y el procesamiento de la información se concluyó en marzo.

En Chile, el proceso de «eclosión pública» de las juventudes rurales está estrechamente ligado a los procesos específicos que se vivieron en el campo posterior a la «contrarreforma» agraria llevada a cabo por la dictadura militar de Pinochet. Después de reprimir a las organizaciones campesinas, devolver una importante porción de tierras expropiadas bajo el gobierno de la Unidad Popular, el gobierno militar comienza una acelerada dinámica neoliberalizadora del agro. Licita predios reexpropiados a asignatarios de la reforma agraria o fiscales a parceleros particulares y vende otros a un grupo de empresas transnacionales plomero en las puentes que se instalan desde mediados de la década de los ochenta en la zona central para producir y exportar frutas. Pero en el devenir del actor juvenil constituyen puntos de inflexión que esta vez no sólo impactaron a la propia juventud sino al conjunto de la sociedad chilena en su pregunta por los límites y posibilidades de la conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado, como bellamente definió a la política el sociólogo Lechner (1998). Y esa interrogante, a cinco años de la rebelión pingüina, sigue siendo ampliada y profundizada por la acción colectiva de jóvenes y no tan jóvenes en Chile.

Asumimos que la discusión generacional en América Latina pasará, necesariamente, por un debate acerca de la interculturalidad que incluya la aceptación de la diferencia. Y, de manera puntual, por la forma en que se resuelvan las diferencias culturales intrageneracionales en esta región. A partir de cinco casos de jóvenes latinoamericanos —indios, migrantes, pingüinos, generación 2.zero y trendsetters—, problematizamos la noción misma de generación en los contextos sociopolíticos y culturales de la región.

Viven, trabajan y construyen sus circuitos de diversión entre el Centro Histórico y las colonias Polanco, Condesa y Roma, San Rafael, Escandón, Santa María la Ribera, zona históricamente urbanizada de la Ciudad de México. Se consideran urbícolas y sienten que su fuente de inspiración creativa está en esa diversidad étnica y social del centro de la ciudad y no en la periferia donde habitan los sectores altos, medios altos y los sectores más pobres. La ciudad es valorada en su posibilidad de encontrarse e interactuar con otros muy distintos a ellos mismos.

Así pues, la heterogeneidad se muestra como una clave para pensar a la generación en este continente y nos obliga a cuestionarnos acerca de las formas culturales en que la posmodernidad latinoamericana se materializa. En principio, sostenemos que existe una generación que ha accedido a la juventud en los albores de este siglo compuesta por agentes socializados en una ubicación geopolítica que los hace competir asimétricamente con otros que lo han hecho en regiones en donde se ubican los centros que detentan el poder político y económico. Y que desde ahí, la generación x en América Latina muestra unas aristas difusas, pero que aún así pueden ser identificados con ciertos referentes simbólicos globales. Se instalaron, sin pensarlo siquiera, en la primera movilización global que usó las tecnologías de la información como ninguna otra antes.

14 Distrito de comuna de Corral situada en la Provincia de Valdivia de la Región de Los Ríos, en el sur de Chile. Tiene cerca de 1.000 habitantes dedicados a la recolección de peces y mariscos, labores forestales, pequeña agricultura y, últimamente, al turismo en pequeña escala. three El término indígena en México oculta las 62 etnias realmente existentes en todo el territorio nacional, decidimos utilizarlo aquí, porque así los denominan los urbícolas y también las instituciones con las que interactúan.

En México esta investigación está a cargo de Octavio Islas, investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de México, Campus Estado de México (ITESM/CEM). Según los datos de la amipci e inegi, los usuarios de web en México son mayoritariamente jóvenes urbanos. Coincide también con los datos del World Internet Project,23 que señala que el 40% de los usuarios de web en México son menores de diecinueve años. Asistimos a la emergencia de una generación de jóvenes que ha nacido en pleno auge de internet y que ha crecido incorporando las tecnologías tanto en su quehacer académico como en sus actividades de ocio y afectividad personales. Para ello describiremos a grandes rasgos la situación de la juventud mexicana y su acceso a web.

plomeros economicos en san nicolás

El campo de batalla que es la ciudad, con toda su discriminación y modelo de éxito, hace que algunos jóvenes ilustrados desarrollen una cultura oposicional a partir de recurrir al núcleo de valores aprendidos en sus culturas parentales (comunitarias y familiares) con el propósito de resistir activamente los valores de la sociedad hegemónica. El tema de la juventud indígena3 no ha sido central ni en la investigación ni en la política social. Entre las razones de este desentendimiento, está el reciente reconocimiento de un periodo etario dentro de los pueblos indígenas diferente de la infancia y la adultez.

No son contrarios a lo comercial, consideran que se puede crear en lo comercial y se puede vivir de lo que se trabaja y hace creativamente. Desde el marco organizacional del «mercado» (Hannerz, 1998), los trends pueden ser ubicados como vendedores de ciertos productos culturales novedosos, más precisamente, son generadores de nuevas demandas entre clientes que están a la caza de bienes, servicios e ideas innovadoras para luego comercializarlas en gran escala a través del mercado. Mientras la política de los adultos espacializa en un solo lugar su práctica (el parlamento, los partidos políticos), la política cultural de los jóvenes la escenifica en la cotidianeidad (sus cuerpos, su sociabilidad, sus territorios más próximos). Y por otra parte, mientras la temporalidad política del mundo adulto se refiere a un largo plazo (un mañana mejor), la política cultural juvenil la instala en el corto plazo (un presente mejor). Esta otra configuración cultural es la base de muchos de los desencuentros de los actores juveniles y adultos cuando negocian la resolución de los conflictos.

7 Algunas de las carreras que los jóvenes entrevistados y participantes en el Taller de Intercambio entre jóvenes indígenas y migrantes en la ciudad (CDI, abril 2006) estaban cursando en la ciudad son antropología, etnohistoria, lingüística, historia, geografía, filosofía, comunicación, música, artes plásticas y derecho. 25 Término desarrollado por Reguillo (2011) que preferimos utilizar en vez de exclusión, para designar el proceso social que tiene lugar en el México de hoy, en donde ciertas políticas neoliberales tienden a dificultar el acceso a los bienes y servicios por parte de amplios sectores de la población. four Por etnias del desplazamiento, Mora et al. (2004) entienden el desplazamiento territorial orientado al cambio residencial de los grupos sociales a fin de mejorar su calidad de vida.

No es informal que la generación de jóvenes que ha crecido en esta period digital esté encontrando en estos espacios nuevos circuitos informacionales. Han aprendido, a partir sobre todo de la emergencia de las redes sociales (facebook, twitter, etcétera), nuevas formas organizativas que hoy trascienden el espacio virtual y que en el caso de la generación pin-güina en Chile o la generación 2.zero en México expresan atisbos de una nueva cultura política en América Latina. Habrá que seguirle la pista a las formas distintas en que están accediendo a web y participando en la cultura digital, en las redes sociales, impactando en la producción noticiosa; así como en la transformación de lo político en los contextos particulares de los países latinoamericanos, que tienen, no lo olvidemos, su propia especificidad. Entre los cambios más importantes que el espacio digital desatascos sant andreu de la barca está propiciando en la construcción de los jóvenes como actores sociales, está «la gestión del yo» o la producción de la presencia y visibilización juvenil de maneras más individuales a las maneras colectivas-grupales del siglo XX. Lo que haremos será mirar este palimpsesto generacional, producto de temporalidades superpuestas que configuran ciertas subjetividades juveniles latinoamericanas.

De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina

No es informal que la generación de jóvenes que ha crecido en esta period digital esté encontrando en estos espacios nuevos circuitos informacionales. Han aprendido, a partir sobre todo de la emergencia de las redes sociales (facebook, twitter, etcétera), nuevas formas organizativas que hoy trascienden el espacio virtual y que en el caso de la generación pin-güina en Chile o la generación 2.zero en México expresan atisbos de una nueva cultura política en América Latina. Habrá que seguirle la pista a las formas distintas en que están accediendo a internet y participando en la cultura digital, en las redes sociales, impactando en la producción noticiosa; así como en la transformación de lo político en los contextos particulares de los países latinoamericanos, que tienen, no lo olvidemos, su propia especificidad. Entre los cambios más importantes que el espacio digital plomero rio grande está propiciando en la construcción de los jóvenes como actores sociales, está «la gestión del yo» o la producción de la presencia y visibilización juvenil de maneras más individuales a las maneras colectivas-grupales del siglo XX. Lo que haremos será mirar este palimpsesto generacional, producto de temporalidades superpuestas que configuran ciertas subjetividades juveniles latinoamericanas.

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La dominación patriarcal del cabeza de familia sobre los grupos dependientes (mujeres y jóvenes) se expresa en los sistemas de herencia y en el management sexual. Paradójicamente, los jóvenes, que constituyen una parte elementary de la fuerza de trabajo, no tienen ni prestigio ni poder. Como compensación, ocupan un lugar central en el espacio lúdico de la comunidad y a menudo participan en muchos aspectos de la vida festiva (fiestas patronales) o recreativas (agrupaciones deportivas). Ubicamos la presencia de los jóvenes indígenas en la Ciudad de México dentro de los procesos de desterritorialización que hoy caracterizan a ciudades mundializadas como Ciudad de México (Hannerz, 1998).

Así pues, la heterogeneidad se muestra como una clave para pensar a la generación en este continente y nos obliga a cuestionarnos acerca de las formas culturales en que la posmodernidad latinoamericana se materializa. En principio, sostenemos que existe una generación que ha accedido a la juventud en los albores de este siglo compuesta por agentes socializados en una ubicación geopolítica que los hace competir asimétricamente con otros que lo han hecho en regiones en donde se ubican los centros que detentan el poder político y económico. Y que desde ahí, la generación x en América Latina muestra unas aristas difusas, pero que aún así pueden ser identificados con ciertos referentes simbólicos globales. Se instalaron, sin pensarlo siquiera, en la primera movilización global que usó las tecnologías de la información como ninguna otra antes.

14 Distrito de comuna de Corral situada en la Provincia de Valdivia de la Región de Los Ríos, en el sur de Chile. Tiene cerca de 1.000 habitantes dedicados a la recolección de peces y mariscos, labores forestales, pequeña agricultura y, últimamente, al turismo en pequeña escala. 3 El término indígena en México oculta las sixty two etnias realmente existentes en todo el territorio nacional, decidimos utilizarlo aquí, porque así los denominan los urbícolas y también las instituciones con las que interactúan.

Asumimos que la discusión generacional en América Latina pasará, necesariamente, por un debate acerca de la interculturalidad que incluya la aceptación de la diferencia. Y, de manera puntual, por la forma en que se resuelvan las diferencias culturales intrageneracionales en esta región. A partir de cinco casos de jóvenes latinoamericanos —indios, migrantes, pingüinos, generación 2.zero plomero rio grande y trendsetters—, problematizamos la noción misma de generación en los contextos sociopolíticos y culturales de la región.

No son contrarios a lo comercial, consideran que se puede crear en lo comercial y se puede vivir de lo que se trabaja y hace creativamente. Desde el marco organizacional del «mercado» (Hannerz, 1998), los trends pueden ser ubicados como vendedores de ciertos productos culturales novedosos, más precisamente, son generadores de nuevas demandas entre clientes que están a la caza de bienes, servicios e concepts innovadoras para luego comercializarlas en gran escala a través del mercado. Mientras la política de los adultos espacializa en un solo lugar su práctica (el parlamento, los partidos políticos), la política cultural de los jóvenes la escenifica en la cotidianeidad (sus cuerpos, su sociabilidad, sus territorios más próximos). Y por otra parte, mientras la temporalidad política del mundo adulto se refiere a un largo plazo (un mañana mejor), la política cultural juvenil la instala en el corto plazo (un presente mejor). Esta otra configuración cultural es la base de muchos de los desencuentros de los actores juveniles y adultos cuando negocian la resolución de los conflictos.

En Chile, el proceso de «eclosión pública» de las juventudes rurales está estrechamente ligado a los procesos específicos que se vivieron en el campo posterior a la «contrarreforma» agraria llevada a cabo por la dictadura militar de Pinochet. Después de reprimir a las organizaciones campesinas, devolver una importante porción de tierras expropiadas bajo el gobierno de la Unidad Popular, el gobierno militar comienza una acelerada dinámica neoliberalizadora del agro. Licita predios reexpropiados a asignatarios de la reforma agraria o fiscales a parceleros particulares y vende otros a un grupo de empresas transnacionales que se instalan desde mediados de la década de los ochenta en la zona central para producir y exportar frutas. Pero en el devenir del actor juvenil constituyen puntos de inflexión que esta vez no sólo impactaron a la propia juventud sino al conjunto de la sociedad chilena en su pregunta por los límites y posibilidades de la conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado, como bellamente definió a la política el sociólogo Lechner (1998). Y esa interrogante, a cinco años de la rebelión pingüina, sigue siendo ampliada y profundizada por la acción colectiva de jóvenes y no tan jóvenes en Chile.

Viven, trabajan y construyen sus circuitos de diversión entre el Centro Histórico y las colonias Polanco, Condesa y Roma, San Rafael, Escandón, Santa María la Ribera, zona históricamente urbanizada de la Ciudad de México. Se consideran urbícolas y sienten que su fuente de inspiración creativa está en esa diversidad étnica y social del centro de la ciudad y no en la periferia donde habitan los sectores altos, medios altos y los sectores más pobres. La ciudad es valorada en su posibilidad de encontrarse e interactuar con otros muy distintos a ellos mismos.

Algunos sostuvieron que su trabajo consiste en crear y que mucho de lo que vivían en la metrópoli les servía como medio para crear «cosas» y ambientes o conceptos imaginativamente. Para Iván se trata de captar y emular en sus productos la improvisación, los missused o las maneras incorrectas de usar las cosas y el trastocamiento de los espacios y objetos que es realizado por las personas de la vida real. 22 Algunos autores fijan el rango de edad de las generaciones en quince años, como es el caso de Dromel, y otros, como Mannheim, creen que es de treinta años. 19 En diez años se ha triplicado la posesión de computadoras en los hogares mexicanos, por sobre la TV y la radio (AMIPCI, 2011).

El surgimiento del «pololeo», o noviazgo informal, es un dispositivo que ayuda a prolongar la soltería de esta generación, juveni-lizándola pero, a su vez, abrevia esta juvenilización, por la mayor permisividad sexual que trae aparejado el pololeo, el que desemboca en una descendencia a sustentar. Las mujeres arribarán a esta «breve juventud» debido a la migración laboral (servicio doméstico). El pololeo, como constructo cultural urbano, y muchos bienes simbólicos de un mercado juvenil emergente (moda, música y revistas juveniles), serán apropiados y transmitidos por ellas a los varones. No obstante, la juvenilización de las muchachas será un proceso abortado debido a que al regresar a la comunidad de origen el prototipo identitario «joven y mujer» tendrá una precaria existencia. 23 Esta investigación es resultado de un análisis longitudinal que cada año se realiza en más de 32 países, para conocer los hábitos y tendencias de las personas con respecto a las tecnologías de información y comunicación asociadas a internet. El trabajo de campo fue realizado durante diciembre de 2010, enero y febrero de 2011, y el procesamiento de la información se concluyó en marzo.

Si bien comparten con las vanguardias ciertas concepciones sobre el trabajo —como placer y obtención de satisfacción estética y como innovación—, lo que los particulariza o identifica de manera distintiva es la combinación de creatividad y capacidad emprendedora que he denominado «pasión emprendedora». Esto es, tienen la capacidad de tomar el riesgo de emprender, en el sentido ejecutivo del término, nuevas ideas y difundirlas entre nuevos públicos y mercados a partir de asociarse con otros creativos para trabajar, crear y proyectar. Las formas de asociación con otros son muy diversas, pero tienen en común conformar colectivos autogestionados alrededor de proyectos creativo-empresariales que terminan cuando los proyectos se acaban.

El campo de batalla que es la ciudad, con toda su discriminación y modelo de éxito, hace que algunos jóvenes ilustrados desarrollen una cultura oposicional a partir de recurrir al núcleo de valores aprendidos en sus culturas parentales (comunitarias y familiares) con el propósito de resistir activamente los valores de la sociedad hegemónica. El tema de la juventud indígena3 no ha sido central ni en la investigación ni en la política social. Entre las razones de este desentendimiento, está el reciente reconocimiento de un periodo etario dentro de los pueblos indígenas diferente de la infancia y la adultez.

De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina

El surgimiento del «pololeo», o noviazgo informal, es un dispositivo que ayuda a prolongar la soltería de esta generación, juveni-lizándola pero, a su vez, abrevia esta juvenilización, por la mayor permisividad sexual que trae aparejado el pololeo, el que desemboca en una descendencia a sustentar. Las mujeres arribarán a esta «breve juventud» debido a la migración laboral (servicio doméstico). El pololeo, como constructo cultural urbano, y muchos bienes simbólicos de un mercado juvenil emergente (moda, música y revistas juveniles), serán apropiados y transmitidos por ellas a los varones. No obstante, la juvenilización de las muchachas será un proceso abortado debido a que al regresar a la comunidad de origen el prototipo identitario «joven y mujer» tendrá una precaria existencia. 23 Esta investigación es resultado de un análisis longitudinal que cada año se realiza en más de 32 países, para conocer los hábitos y tendencias de las personas con respecto a las tecnologías de información y comunicación asociadas a web fontaneros ciudad lineal. El trabajo de campo fue realizado durante diciembre de 2010, enero y febrero de 2011, y el procesamiento de la información se concluyó en marzo.

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Según datos del último estudio de la AMIPCI (2011), en 2010 el número de internautas alcanzó los 34.9 millones; es decir, de cada a hundred viviendas en México, 29 poseen una computadora y el 70% de la población que tiene computadora en casa, tiene acceso a web. De nuevo, según el mencionado estudio, el 27% de la población que cuenta con servicios de web tiene entre doce y diecisiete años y el 23% tiene entre dieciocho y veinticuatro años. Si sumamos los porcentajes, la mitad de los usuarios de web en México son jóvenes (entre doce y veinticuatro años). Este último dato plantea nuevas interrogantes a quienes venimos interesándonos en la relación de los jóvenes con los medios de comunicación. De manera puntual, nos obliga a mirar lo que ocurre en el amplio ecosistema mediático que se conforma hoy con el agregado de internet, celular y videojuegos. Desde el marco «forma de vida», los developments se ubican de una manera particular entre los generadores y difusores de novedosos estilos de vida y de trabajo.

El campo de batalla que es la ciudad, con toda su discriminación y modelo de éxito, hace que algunos jóvenes ilustrados desarrollen una cultura oposicional a partir de recurrir al núcleo de valores aprendidos en sus culturas parentales (comunitarias y familiares) con el propósito de resistir activamente los valores de la sociedad hegemónica. El tema de la juventud indígena3 no ha sido central ni en la investigación ni en la política social. Entre las razones de este desentendimiento, está el reciente reconocimiento de un periodo etario dentro de los pueblos indígenas diferente de la infancia y la adultez.

Viven, trabajan y construyen sus circuitos de diversión entre el Centro Histórico y las colonias Polanco, Condesa y Roma, San Rafael, Escandón, Santa María la Ribera, zona históricamente urbanizada de la Ciudad de México. Se consideran urbícolas y sienten que su fuente de inspiración fontanero particular creativa está en esa diversidad étnica y social del centro de la ciudad y no en la periferia donde habitan los sectores altos, medios altos y los sectores más pobres. La ciudad es valorada en su posibilidad de encontrarse e interactuar con otros muy distintos a ellos mismos.

No es casual que la generación de jóvenes que ha crecido en esta era digital esté encontrando en estos espacios nuevos circuitos informacionales. Han aprendido, a partir sobre todo de la emergencia de las redes sociales (facebook, twitter, etcétera), nuevas formas organizativas que hoy trascienden el espacio virtual y que en el caso de la generación pin-güina en Chile o la generación 2.zero en México expresan atisbos de una nueva cultura política en América Latina. Habrá que seguirle la pista a las formas distintas en que están accediendo a web y participando en la cultura digital, en las redes sociales, impactando en la producción noticiosa; así como en la transformación de lo político en los contextos particulares de los países latinoamericanos, que tienen, no lo olvidemos, su propia especificidad. Entre los cambios más importantes que el espacio virtual está propiciando en la construcción de los jóvenes como actores sociales, está «la gestión del yo» o la producción de la presencia y visibilización juvenil de maneras más individuales a las maneras colectivas-grupales del siglo XX. Lo que haremos será mirar este palimpsesto generacional, producto de temporalidades superpuestas que configuran ciertas subjetividades juveniles latinoamericanas.

Asumimos que la discusión generacional en América Latina pasará, necesariamente, por un debate acerca de la interculturalidad que incluya la aceptación de la diferencia. Y, de manera puntual, por la forma en que se resuelvan las diferencias culturales intrageneracionales en esta región. A partir de cinco casos de jóvenes latinoamericanos —indios, migrantes, pingüinos, generación 2.0 y trendsetters—, problematizamos la noción misma de generación en los contextos sociopolíticos y culturales de la región.

En Chile, el proceso de «eclosión pública» de las juventudes rurales está estrechamente ligado a los procesos específicos que se vivieron en el campo posterior a la «contrarreforma» agraria llevada a cabo por la dictadura militar de Pinochet. Después de reprimir a las organizaciones campesinas, devolver una importante porción de tierras expropiadas bajo el gobierno de la Unidad Popular, el gobierno militar comienza una acelerada dinámica neoliberalizadora del agro. Licita predios reexpropiados a asignatarios de la reforma agraria o fiscales a parceleros particulares y vende otros a un grupo de empresas transnacionales que se instalan desde mediados de la década de los ochenta en la zona central para producir y exportar frutas. Pero en el devenir del actor juvenil constituyen puntos de inflexión que esta vez no sólo impactaron a la propia juventud sino al conjunto de la sociedad chilena en su pregunta por los límites y posibilidades de la conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado, como bellamente definió a la política el sociólogo Lechner (1998). Y esa interrogante, a cinco años de la rebelión pingüina, sigue siendo ampliada y profundizada por la acción colectiva de jóvenes y no tan jóvenes en Chile.

Frente a la tendencia homogeneizante de la cultura global, cada localidad es tipificada por la hibridación cultural y la heterogeneidad, sujetas a fuerzas transnacionales/globales (Boyd-Barret, 1997). Una de sus expresiones más visibles tiene que ver con las hibridaciones de las prácticas culturales y sociales de los sujetos jóvenes, cuyos productos resultantes muestran transformaciones importantes en términos de la construcción identitaria juvenil contemporánea, que si bien manifiesta pertenencias, tiende a abrirse a la experiencia con unos otros distintos. Las imágenes culturales de lo juvenil que circulan en los circuitos del mainstream international no solo se reproducen a nivel local en reapropiaciones socioculturales específicas, sino que también manifiestan de manera acelerada estas apropiaciones locales y las devuelven al re-colocar ciertas tendencias en otras latitudes. Los casos de los metaleros rurales o los jóvenes indios en las grandes urbes que gustan del ska y del punk, como vimos en este texto, nos muestran un atisbo de esta glocalization (Boyd-Barret, 1997). Indudablemente internet y las redes sociales han venido a reconfigurar las formas de organización y participación.

7 Algunas de las carreras que los jóvenes entrevistados y participantes en el Taller de Intercambio entre jóvenes indígenas y migrantes en la ciudad (CDI, abril 2006) estaban cursando en la ciudad son antropología, etnohistoria, lingüística, historia, geografía, filosofía, comunicación, música, artes plásticas y derecho. 25 Término desarrollado por Reguillo (2011) que preferimos utilizar en vez de exclusión, para designar el proceso social que tiene lugar en el México de hoy, en donde ciertas políticas neoliberales tienden a dificultar el acceso a los bienes y servicios por parte de amplios sectores de la población. 4 Por etnias del desplazamiento, Mora et al. (2004) entienden el desplazamiento territorial orientado al cambio residencial de los grupos sociales a fin de mejorar su calidad de vida.

En México esta investigación está a cargo de Octavio Islas, investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de México, Campus Estado de México (ITESM/CEM). Según los datos de la amipci e inegi, los usuarios de web en México son mayoritariamente jóvenes urbanos. Coincide también con los datos del World Internet Project,23 que señala que el 40% de los usuarios de internet en México son menores de diecinueve años. Asistimos a la emergencia de una generación de jóvenes que ha nacido en pleno auge de web y que ha crecido incorporando las tecnologías tanto en su quehacer académico como en sus actividades de ocio y afectividad personales. Para ello describiremos a grandes rasgos la situación de la juventud mexicana y su acceso a internet.

Así pues, la heterogeneidad se muestra como una clave para pensar a la generación en este continente y nos obliga a cuestionarnos acerca de las formas culturales en que la posmodernidad latinoamericana se materializa. En principio, sostenemos que existe una generación que ha accedido a la juventud en los albores de este siglo compuesta por agentes socializados en una ubicación geopolítica que los hace competir asimétricamente con otros que lo han hecho en regiones en donde se ubican los centros que detentan el poder político y económico. Y que desde ahí, la generación x en América Latina muestra unas aristas difusas, pero que aún así pueden ser identificados con ciertos referentes simbólicos globales. Se instalaron, sin pensarlo siquiera, en la primera movilización global que usó las tecnologías de la información como ninguna otra antes.

14 Distrito de comuna de Corral situada en la Provincia de Valdivia de la Región de Los Ríos, en el sur de Chile. Tiene cerca de 1.000 habitantes dedicados a la recolección de peces y mariscos, labores forestales, pequeña agricultura y, últimamente, al turismo en pequeña escala. three El término indígena en México oculta las 62 etnias realmente existentes en todo el territorio nacional, decidimos utilizarlo aquí, porque así los denominan los urbícolas y también las instituciones con las que interactúan.

De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina

14 Distrito de comuna de Corral situada en la Provincia de Valdivia de la Región de Los Ríos, en el sur de Chile. Tiene cerca de 1.000 habitantes dedicados a la recolección de peces y mariscos, labores forestales, pequeña agricultura y, últimamente, al turismo en pequeña escala. three El término indígena en México oculta las 62 etnias realmente existentes en todo el territorio nacional, decidimos utilizarlo aquí, porque así los denominan los urbícolas y también las instituciones con las que interactúan.

Concluimos este ensayo planteando cinco tendencias centrales en la transición de la generación x a la generación @ en América Latina. Macuarrada y nopalitos son términos discriminatorios que refieren a indígenas como personas de calidad inferior. 18 Estoy nuevamente investigando (2011) este segmento en los campos de las artes visuales, música, editorial y espacio virtual.

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Asumimos esta perspectiva, que resulta más compleja, y que nos planteará una dificultad para nombrar taxativamente a las generaciones. Delimitar las generaciones de jóvenes en América Latina no es una tarea fácil para los investigadores, pues implica considerar diversos contextos socioculturales en la conformación de los distintos modos de ser joven. En muchos países, regiones y localidades de América Latina las categorías como clase, etnia y género tienen pesos mucho más definitorios en la conformación de sus condiciones juveniles o juventudes. Parafraseando a Rosaldo (1991), y de manera exploratoria, este texto aborda estas relaciones como líneas que se intersectan en zonas contemporáneas transfronterizas con múltiples líneas como urbano, rural, región, global desatascos santa pola, migración, generación, nacionalidad, política, vestido, gustos musicales, etcétera, que complejizan aún más el análisis de la condición juvenil contemporánea en países como México y Chile. Entendemos que el siglo xxi evidencia nuevas circunstancias de la interculturalidad en términos de la aceptación o inclusión de la diferencia entre los modos de convivencia entre distintos grupos y jóvenes que pueden ser leídas en clave generacional. Enmarcadas en el contexto de una globalización asimétrica, resulta relevante el cuestionamiento acerca de cómo resolverán estas asimetrías sujetos socializados en unas mismas coordenadas temporales.

En México esta investigación está a cargo de Octavio Islas, investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de México, Campus Estado de México (ITESM/CEM). Según los datos de la amipci e inegi, los usuarios de web en México son mayoritariamente jóvenes urbanos. Coincide también con los datos del World Internet Project,23 que señala que el 40% de los usuarios de web en México son menores de diecinueve años. Asistimos a la emergencia de una generación de jóvenes que ha nacido en pleno auge de internet y que ha crecido incorporando las tecnologías tanto en su quehacer académico como en sus actividades de ocio y afectividad personales. Para ello describiremos a grandes rasgos la situación de la juventud mexicana y su acceso a web.

Asumimos que la discusión generacional en América Latina pasará, necesariamente, por un debate acerca de la interculturalidad que incluya la aceptación de la diferencia. Y, de manera puntual, por la forma en que se resuelvan las diferencias culturales intrageneracionales en esta región. A partir de cinco casos de jóvenes latinoamericanos —indios, migrantes, pingüinos, generación 2.zero y trendsetters—, problematizamos la noción misma de generación en los contextos sociopolíticos y culturales de la región.

Si bien las generaciones no son estructuras compactas, como hemos dicho, en esta región lo son menos. Las categorías juventud, clase, etnia y género no son neutras, conforman tipos específicos de desigualdades, producto de relaciones sociales y de poder históricamente constituidas en cada país, región y localidad y son usadas como herramientas para common y normar asimétricamente las relaciones entre jóvenes/adultos, ricos y pobres, entre quienes poseen capital y poder y quienes no lo poseen, entre mestizos, blancos e indígenas, entre hombres y mujeres. Son construcciones socioculturales que han convertido las diferencias de edad o las biológicas del sexo en jerarquías de poder, de estatus y de ingresos a través de complejos sistemas de diferenciación y distinción culturales, que justifican constantemente la posición subordinada y dependiente de las mujeres, de los jóvenes, de los pobres, de las clases medias y populares, de los indígenas. Así lo demuestran los datos más recientes, según los cuales, la mitad del país tiene menos de 26 años (inegi, 2011). Paralelamente, el acceso a las tecnologías de la información también ha ido incrementándose en los últimos años.19 Si bien es cierto que la brecha tecnológica sigue imprimiendo diferencias brutales entre la población que no accede a la tecnología y la que sí, es innegable también el hecho de que amplios sectores de la población, sobre todo en sectores urbanos,20 están conectados.

Los casos mostrados en este ensayo, México y Chile, ilustran las tensiones generacionales que ocurren entre estos mundos rurales y/o indígenas y la escena urbana. Por un lado, constatamos la migración y consecuente visibilización de los jóvenes indios en las ciudades y, por otro, la irrupción de ciertas formas juveniles culturales urbanas que impactan los mundos rurales. Estas tensiones provocan importantes transformaciones socioculturales en relación a la construcción de las diversas juventudes en cada contexto sociocultural, de cómo se recuperen u olviden las tradiciones y se construyan nuevas formas de ser joven en las nuevas realidades migrantes y locales que la globalización está provocando desde hace un cuarto de siglo en las zonas de expulsión o de arribo de los jóvenes. Asimismo, estas nuevas realidades transforman ciertas prácticas sociales y permiten la emergencia de novedosos consumos culturales. Esta heterogeneidad se traduce en distintos modos de ser joven, algunos más vinculados a la globalización —ya sea a través del mercado de trabajo, internet desatascos sant andreu de la barca y la cultura digital, medios de comunicación o redes afectivas de migrantes cercanos— y otros más ligados a culturas regionales y/o locales. En este sentido, la emergencia de estas identidades juveniles es una hipérbole del propio reacomodo de las interconexiones rurales y urbanas en Chile.

Según datos del último estudio de la AMIPCI (2011), en 2010 el número de internautas alcanzó los 34.9 millones; es decir, de cada one hundred viviendas en México, 29 poseen una computadora y el 70% de la población que tiene computadora en casa, tiene acceso a web. De nuevo, según el mencionado estudio, el 27% de la población que cuenta con servicios de internet tiene entre doce y diecisiete años y el 23% tiene entre dieciocho y veinticuatro años. Si sumamos los porcentajes, la mitad de los usuarios de web en México son jóvenes (entre doce y veinticuatro años). Este último dato plantea nuevas interrogantes a quienes venimos interesándonos en la relación de los jóvenes con los medios de comunicación. De manera puntual, nos obliga a mirar lo que ocurre en el amplio ecosistema mediático que se conforma hoy con el agregado de web, celular y videojuegos. Desde el marco «forma de vida», los trends se ubican de una manera particular entre los generadores y difusores de novedosos estilos de vida y de trabajo.

7 Algunas de las carreras que los jóvenes entrevistados y participantes en el Taller de Intercambio entre jóvenes indígenas y migrantes en la ciudad (CDI, abril 2006) estaban cursando en la ciudad son antropología, etnohistoria, lingüística, historia, geografía, filosofía, comunicación, música, artes plásticas y derecho. 25 Término desarrollado por Reguillo (2011) que preferimos utilizar en vez de exclusión, para designar el proceso social que tiene lugar en el México de hoy, en donde ciertas políticas neoliberales tienden a dificultar el acceso a los bienes y servicios por parte de amplios sectores de la población. four Por etnias del desplazamiento, Mora et al. (2004) entienden el desplazamiento territorial orientado al cambio residencial de los grupos sociales a fin de mejorar su calidad de vida.

Frente a la tendencia homogeneizante de la cultura international, cada localidad es tipificada por la hibridación cultural y la heterogeneidad, sujetas a fuerzas transnacionales/globales (Boyd-Barret, 1997). Una de sus expresiones más visibles tiene que ver con las hibridaciones de las prácticas culturales y sociales de los sujetos jóvenes, cuyos productos resultantes muestran transformaciones importantes en términos de la construcción identitaria juvenil contemporánea, que si bien manifiesta pertenencias, tiende a abrirse a la experiencia con unos otros distintos. Las imágenes culturales de lo juvenil que circulan en los circuitos del mainstream world no solo se reproducen a nivel local en reapropiaciones socioculturales específicas, sino que también manifiestan de manera acelerada estas apropiaciones locales y las devuelven al re-colocar ciertas tendencias en otras latitudes. Los casos de los metaleros rurales o los jóvenes indios en las grandes urbes que gustan del ska y del punk, como vimos en este texto, nos muestran un atisbo de esta glocalization (Boyd-Barret, 1997). Indudablemente web y las redes sociales han venido a reconfigurar las formas de organización y participación.

De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina

La emergencia de algo que puede denominarse período juvenil entre la población étnica que habita en los pueblos como en las ciudades se enmarca entre los vertiginosos y dislocantes cambios de los últimos veinticinco años en las dimensiones económica, tecnológica, social y cultural de la sociedad mexicana, los cuales están modificando sustantivamente las vidas diarias de las personas, y en especial de los/as jóvenes. Lo ocurrido en esos casi dos meses del 2006 reubicó los términos de la conversación social entre juventud y política. Sin embargo, poco ha sido el balance sobre el después en términos de los propios actores juveniles. O más precisamente, sobre las formas en que la rebelión pingüina impactó en la cotidianeidad juvenil y sus proyecciones posteriores en términos de involucramiento político. Y aun cuando no ha sido propósito en este análisis la pregunta por el después, o postrebelión pingüina, es necesario introducir algunas reflexiones que permitan leer interpretativamente lo que cambió en términos de subjetividad juvenil a partir del proceso de movilización desarrollado en ese invierno de 2006. En la segunda generación estudiada operativa entre 1961 y 1989, las transformaciones de tipo productivo (labores de pesca y recolección de mariscos), la mayor oferta educativa y la modernización de la sociedad urbana desencadenarán una alteración en la soltería, reconvirtiéndola en una adscripción juvenil con una densidad biográfica mayor.

El largo proceso constitutivo de culturas juveniles en el mundo urbano del país desde los años cincuenta (coléricos, carlotos, sicodélicos, revolucionarios, etcétera) es inexistente en el mundo rural hasta los años noventa. A partir de allí, parece experimentarse una compresión histórica, un salto sociocultural abrupto que, en menos de una década, produce jóvenes «juvenilizados». En este sentido, los flujos comunicacionales y la rápida modernización (proyectos de desarrollo, expansión educativa, terciarización, etcétera) inclinan una balanza que, al menos hasta la década del setenta, estuvo equilibrada en relación al peso cultural de la urbe versus el campo en la configuración identitaria de los actores rurales. La globalización, que ha traído importantes efectos en el plano de la cultura, se traduce en apropiaciones locales que impregnan de un cariz especial a la generación x en América Latina.

Asumimos esta perspectiva, que resulta más compleja, y que nos planteará una dificultad para nombrar taxativamente a las generaciones. Delimitar las generaciones de jóvenes en América Latina no es una tarea fácil para los investigadores, pues implica considerar diversos contextos socioculturales en la conformación de los distintos modos de ser joven. En muchos países, regiones y localidades de América Latina las categorías como clase, etnia y género tienen pesos mucho más definitorios en la conformación de sus condiciones juveniles o juventudes. Parafraseando a Rosaldo (1991), y de manera exploratoria, este texto aborda estas relaciones como líneas que se intersectan en zonas contemporáneas transfronterizas con múltiples líneas como urbano, rural, región, world plomeria paz, migración, generación, nacionalidad, política, vestido, gustos musicales, etcétera, que complejizan aún más el análisis de la condición juvenil contemporánea en países como México y Chile. Entendemos que el siglo xxi evidencia nuevas circunstancias de la interculturalidad en términos de la aceptación o inclusión de la diferencia entre los modos de convivencia entre distintos grupos y jóvenes que pueden ser leídas en clave generacional. Enmarcadas en el contexto de una globalización asimétrica, resulta relevante el cuestionamiento acerca de cómo resolverán estas asimetrías sujetos socializados en unas mismas coordenadas temporales.

Los casos mostrados en este ensayo, México y Chile, ilustran las tensiones generacionales que ocurren entre estos mundos rurales y/o indígenas y la escena urbana. Por un lado, constatamos la migración y consecuente visibilización de los jóvenes indios en las ciudades y, por otro, la irrupción de ciertas formas juveniles culturales urbanas que impactan los mundos rurales. Estas tensiones provocan importantes transformaciones socioculturales en relación a la construcción de las diversas juventudes en cada contexto sociocultural, de cómo se recuperen u olviden las tradiciones y se construyan nuevas formas de ser joven en las nuevas realidades migrantes y locales que la globalización está provocando desde hace un cuarto de siglo en las zonas de expulsión o de arribo de los jóvenes. Asimismo, estas nuevas realidades transforman ciertas prácticas sociales y permiten la emergencia de novedosos consumos culturales. Esta heterogeneidad se traduce en distintos modos de ser joven, algunos más vinculados a la globalización —ya sea a través del mercado de trabajo, web y la cultura digital, medios de comunicación o redes afectivas de migrantes cercanos— y otros más ligados a culturas regionales y/o locales. En este sentido, la emergencia de estas identidades juveniles es una hipérbole del propio reacomodo de las interconexiones rurales y urbanas en Chile.

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La migración indígena es basic para entender la producción de juventud entre las etnias del desplazamiento4 en la ciudad. Bajo la etiqueta «jóvenes indígenas» se esconden diferencias de todo tipo incluyendo de clase, edad, origen étnico, educación, ocupación, profesión, expectativas, estilos de vida, y muchas otras, las cuales conforman prácticas culturales y espaciales urbanas muy diversas. Estos jóvenes de ambos sexos han pasado de copiar a la creación de un estilo propio con el cual interactúan entre ellos y con otros jóvenes en la ciudad. También, a diferencia del pasado, los líderes indios en la ciudad —entre los que se encuentran jóvenes que en su mayoría cuentan ya con estudios universitarios—, apelando a su condición indígena, responden mediática y legalmente en la actualidad a las campañas empresariales e institucionales discriminatorias contra lo que consideran atenta contra la dignidad étnica. Sostuvimos al inicio de este capítulo que las generaciones no son estructuras compactas, sino únicamente referentes simbólicos que identifican vagamente a los agentes socializados en unas mismas coordenadas temporales.

Identificamos algunos rasgos transicionales de la llamada generación X a la generación @ a partir de las identidades juveniles latinoamericanas que evocan empalmes o palimpsestos en las propias subjetividades de los actores que desde la política, el consumo, la desigual incorporación tecnológica, la migración y la neorruralidad dibujan las peculiaridades generacionales latinoamericanas. Una característica central, según los casos presentados en este ensayo, es la profunda desigualdad social que marca estructuralmente a los sujetos jóvenes en nuestro continente. El acceso desigual a los bienes y servicios provoca tensiones constantes al inside de las generaciones. Estas tensiones obligan a la problematización de la categorización generacional latinoamericana.

En un segundo momento, planteamos el concepto de generación y su utilidad heurística para la caracterización de un grupo social determinado. Finalmente, describimos las características de la generación 2.zero en México y su potencialidad generadora de nuevas formas de participación política en el futuro próximo. Es así como la «rebelión de los pingüinos»,17 lejos de quedar reducida a una expresión de los desajustes socioestructurales del «sistema educativo», emerge aquí como un «estado naciente» (Alberoni, 1984). Es decir, un proceso social en el cual se despliegan prácticas y significados culturales que expresan las dinámicas de cambio y continuidad en un lugar y momento temporal específico, y que en términos metodológicos implica articular dimensiones objetivas y subjetivas que producen el conflicto, focalizando, por tanto, el análisis no sólo en las institucionalidades sino que también en los procesos constituyentes de grupalidades.

Si bien las generaciones no son estructuras compactas, como hemos dicho, en esta región lo son menos. Las categorías juventud, clase, etnia y género no son neutras, conforman tipos específicos de desigualdades, producto de relaciones sociales y de poder históricamente constituidas en cada país, región y localidad y son usadas como herramientas para common y normar asimétricamente las relaciones entre jóvenes/adultos, ricos y pobres, entre quienes poseen capital y poder y quienes no lo poseen, entre mestizos, blancos e indígenas, entre hombres y mujeres. Son construcciones socioculturales que han convertido las diferencias de edad o las biológicas del sexo en jerarquías de poder, de estatus y de ingresos a través plomero corregidora de complejos sistemas de diferenciación y distinción culturales, que justifican constantemente la posición subordinada y dependiente de las mujeres, de los jóvenes, de los pobres, de las clases medias y populares, de los indígenas. Así lo demuestran los datos más recientes, según los cuales, la mitad del país tiene menos de 26 años (inegi, 2011). Paralelamente, el acceso a las tecnologías de la información también ha ido incrementándose en los últimos años.19 Si bien es cierto que la brecha tecnológica sigue imprimiendo diferencias brutales entre la población que no accede a la tecnología y la que sí, es innegable también el hecho de que amplios sectores de la población, sobre todo en sectores urbanos,20 están conectados.

Asentados en un estudio etnográfico,thirteen basado en historias de vida del distrito rural-costero de Chaihuín,14 en el sur de Chile, queremos dar cuenta de algunos elementos contribuyentes a la formación de la identidad juvenil en este espacio, referido a la última generación de jóvenes en estudio operativa entre 1990 y 2003. Dicha identidad juvenil la contrastaremos con información perteneciente a las generaciones precedentes con el objetivo de ilustrar la dialéctica de dichas adscripciones identitarias en el tiempo. Históricamente —en el amplio espectro de sociedades basadas en la producción agrícola, ganadera y silvícola que ocupan un lugar subordinado en conjuntos estatales más amplios—, la juventud acostumbra a coincidir con una etapa de semide-pendencia social, caracterizada por una precoz inserción laboral y por un estatus subordinado de los jóvenes en el seno de la familia. Dado el carácter doméstico de las unidades de producción y consumo, todo está en función de su reproducción material y moral.

Concluimos este ensayo planteando cinco tendencias centrales en la transición de la generación x a la generación @ en América Latina. Macuarrada y nopalitos son términos discriminatorios que refieren a indígenas como personas de calidad inferior. 18 Estoy nuevamente investigando (2011) este segmento en los campos de las artes visuales, música, editorial y espacio digital.

Este movimiento ilustra muy bien la forma en que la generación X tuvo que lidiar con el advenimiento de internet. Trendsetter es un categoría del advertising que significa «posicionados en la tendencia», de estilos de vida por venir o tendencias. Sin embargo, a falta de un término mejor, lo usamos para referirnos a aquellos jóvenes integrantes de la categoría de personas que Hannerz (1998) denomina «especialistas de la expresión» o «personas que se ocupan de la cultura» que viven en las ciudades mundializadas. Los developments son jóvenes nacidos en la ciudad y tienen entre veintiún y treinta y dos años; son solteros, sin hijos y viven con su familia de origen o comparten departamento con algún acquainted. Sus productos culturales son artístico-funcionales a la vida moderna en la ciudad y su trabajo creativo es para cierto segmento del mercado.

De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina

Algunos sostuvieron que su trabajo consiste en crear y que mucho de lo que vivían en la metrópoli les servía como medio para crear «cosas» y ambientes o conceptos imaginativamente. Para Iván se trata de captar y emular en sus productos la improvisación, los missused o las maneras incorrectas de usar las cosas y el trastocamiento de los espacios y objetos que es realizado por las personas de la vida real. 22 Algunos autores fijan el rango de edad de las generaciones en quince años, como es el caso de Dromel, y otros, como Mannheim, creen que es de treinta años. 19 En diez años se ha triplicado la posesión de computadoras en los hogares mexicanos, por sobre la TV y la radio (AMIPCI, 2011).

Si bien comparten con las vanguardias ciertas concepciones sobre el trabajo —como placer y obtención de satisfacción estética y como innovación—, lo que los particulariza o identifica de manera distintiva es la combinación de creatividad y capacidad emprendedora que he denominado «pasión emprendedora». Esto es, tienen la capacidad de tomar el riesgo de emprender, en el sentido ejecutivo del término, nuevas ideas fontanero sevilla la nueva y difundirlas entre nuevos públicos y mercados a partir de asociarse con otros creativos para trabajar, crear y proyectar. Las formas de asociación con otros son muy diversas, pero tienen en común conformar colectivos autogestionados alrededor de proyectos creativo-empresariales que terminan cuando los proyectos se acaban.

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No son contrarios a lo comercial, consideran que se puede crear en lo comercial y se puede vivir de lo que se trabaja y hace creativamente. Desde el marco organizacional del «mercado» (Hannerz, 1998), los developments pueden ser ubicados como vendedores de ciertos productos culturales novedosos, más precisamente, son generadores de nuevas demandas entre clientes que están a la caza de bienes, servicios e concepts innovadoras para luego comercializarlas en gran escala a través del mercado. Mientras la política de los adultos espacializa en un solo lugar su práctica (el parlamento, los partidos políticos), la política cultural de los jóvenes la escenifica en la cotidianeidad (sus cuerpos, su sociabilidad, sus territorios más próximos). Y por otra parte, mientras la temporalidad política del mundo adulto se refiere a un largo plazo (un mañana mejor), la política cultural juvenil la instala en el corto plazo (un presente mejor). Esta otra configuración cultural es la base de muchos de los desencuentros de los actores juveniles y adultos cuando negocian la resolución de los conflictos.

Este movimiento ilustra muy bien la forma en que la generación X tuvo que lidiar con el advenimiento de internet. Trendsetter es un categoría del marketing que significa «posicionados en la tendencia», de estilos de vida por venir o tendencias. Sin embargo, a falta de un término mejor, lo usamos para referirnos a aquellos jóvenes integrantes de la categoría de personas que Hannerz (1998) denomina «especialistas de la expresión» o «personas que se ocupan de la cultura» que viven en las ciudades mundializadas. Los trends son jóvenes nacidos en la ciudad y tienen entre veintiún y treinta y dos años; son solteros, sin hijos y viven con su familia de origen o comparten departamento con algún familiar. Sus productos culturales son artístico-funcionales a la vida moderna en la ciudad y su trabajo creativo es para cierto segmento del mercado.

Identificamos algunos rasgos transicionales de la llamada generación X a la generación @ a partir de las identidades juveniles latinoamericanas que evocan empalmes o palimpsestos en las propias subjetividades de los actores que desde la política, el consumo, la desigual incorporación tecnológica, la migración y la neorruralidad dibujan las peculiaridades generacionales latinoamericanas. Una característica central, según los casos presentados en este ensayo, es la profunda desigualdad social que marca estructuralmente a los sujetos jóvenes en nuestro continente. El acceso desigual a los bienes y servicios provoca tensiones constantes al inside de las generaciones. Estas tensiones obligan a la problematización de la categorización generacional latinoamericana.

La migración indígena es basic para entender la producción de juventud entre las etnias del desplazamiento4 en la ciudad. Bajo la etiqueta «jóvenes indígenas» se esconden diferencias de todo tipo incluyendo de clase, edad, origen étnico, educación, ocupación, profesión, expectativas, estilos de vida, y muchas otras, las cuales conforman prácticas culturales y espaciales urbanas muy diversas. Estos jóvenes de ambos sexos han pasado de copiar a la creación de un estilo propio con el cual interactúan entre ellos y con otros jóvenes en la ciudad. También, a diferencia del pasado, los líderes indios en la ciudad —entre los que se encuentran jóvenes que en su mayoría cuentan ya con estudios universitarios—, apelando a su condición indígena, responden mediática y legalmente en la actualidad a las campañas empresariales e institucionales discriminatorias contra lo que consideran atenta contra la dignidad étnica. Sostuvimos al inicio de este capítulo que las generaciones no son estructuras compactas, sino únicamente referentes simbólicos que identifican vagamente a los agentes socializados en unas mismas coordenadas temporales.

Asentados en un estudio etnográfico,13 basado en historias de vida del distrito rural-costero de Chaihuín,14 en el sur de Chile, queremos dar cuenta de algunos elementos contribuyentes a la formación de la identidad juvenil en este espacio, referido a la última generación de jóvenes en estudio operativa entre 1990 y 2003. Dicha identidad juvenil la contrastaremos con información perteneciente a las generaciones precedentes con el objetivo de ilustrar la dialéctica de dichas adscripciones identitarias en el tiempo. Históricamente —en el amplio espectro de sociedades basadas en la producción agrícola, ganadera y silvícola que ocupan un lugar subordinado en conjuntos estatales más amplios—, la juventud acostumbra a coincidir con una etapa de semide-pendencia social, caracterizada por una precoz inserción laboral y por un estatus subordinado de los jóvenes en el seno de la familia. Dado el carácter doméstico de las unidades de producción y consumo, todo está en función de su reproducción materials y ethical.

La emergencia de algo que puede denominarse período juvenil entre la población étnica que habita en los pueblos como en las ciudades se enmarca entre los vertiginosos y dislocantes cambios de los últimos veinticinco años en las dimensiones económica, tecnológica, social y cultural de la sociedad mexicana, los cuales están modificando sustantivamente las vidas diarias de las personas, y en especial de los/as jóvenes. Lo ocurrido en esos casi dos meses del 2006 reubicó los términos de la conversación social entre juventud y política. Sin embargo, poco ha sido el steadiness sobre el después en términos de los propios actores juveniles. O más precisamente, sobre las formas en que la rebelión pingüina impactó en la cotidianeidad juvenil y sus proyecciones posteriores en términos de involucramiento político. Y aun cuando no ha sido propósito en este análisis la pregunta por el después, o postrebelión pingüina, es necesario introducir algunas reflexiones que permitan leer interpretativamente lo que cambió en términos de subjetividad juvenil a partir del proceso de movilización desarrollado en ese invierno de 2006. En la segunda generación estudiada operativa entre 1961 y 1989, las transformaciones de tipo productivo (labores de pesca y recolección de mariscos), la mayor oferta educativa y la modernización de la sociedad urbana desencadenarán una alteración en la soltería, reconvirtiéndola en una adscripción juvenil con una densidad biográfica mayor.

El largo proceso constitutivo de culturas juveniles en el mundo urbano del país desde los años cincuenta (coléricos, carlotos, sicodélicos, revolucionarios, etcétera) es inexistente en el mundo rural hasta los años noventa. A partir de allí, parece experimentarse una compresión histórica, un salto sociocultural abrupto que, en menos de una década, produce jóvenes «juvenilizados». En este sentido, los flujos comunicacionales y la rápida modernización (proyectos de desarrollo, expansión educativa, terciarización, etcétera) inclinan una balanza que, al menos hasta la década del setenta, estuvo equilibrada en relación al peso cultural de la urbe versus el campo en la configuración identitaria de los actores rurales. La globalización, que ha traído importantes efectos en el plano de la cultura, se traduce en apropiaciones locales que impregnan de un cariz especial a la generación x en América Latina.

En un segundo momento, planteamos el concepto de generación y su utilidad heurística para la caracterización de un grupo social determinado. Finalmente, describimos las características de la generación 2.0 en México y su potencialidad generadora de nuevas formas de participación política en el futuro próximo. Es así como la «rebelión de los pingüinos»,17 lejos de quedar reducida a una expresión de los desajustes socioestructurales del «sistema educativo», emerge aquí como un «estado naciente» (Alberoni, 1984). Es decir, un proceso social en el cual se despliegan prácticas y significados culturales que expresan las dinámicas de cambio y continuidad en un lugar y momento temporal específico, y que en términos metodológicos implica articular dimensiones objetivas y subjetivas que producen el conflicto, focalizando, por tanto, el análisis no sólo en las institucionalidades sino que también en los procesos constituyentes de grupalidades.

La dominación patriarcal del cabeza de familia sobre los grupos dependientes (mujeres y jóvenes) se expresa en los sistemas de herencia y en el management sexual. Paradójicamente, los jóvenes, que constituyen una parte fundamental de la fuerza de trabajo, no tienen ni prestigio ni poder. Como compensación, ocupan un lugar central en fontaneros ciempozuelos el espacio lúdico de la comunidad y a menudo participan en muchos aspectos de la vida festiva (fiestas patronales) o recreativas (agrupaciones deportivas). Ubicamos la presencia de los jóvenes indígenas en la Ciudad de México dentro de los procesos de desterritorialización que hoy caracterizan a ciudades mundializadas como Ciudad de México (Hannerz, 1998).

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De otra manera, la falta y/o ausencia de cohesión social se convierte en una desventaja más, que se acumula y que a su vez agudiza la pobreza. En este estudio, la inseguridad laboral se midió a través del tipo de contratación laboral. De acuerdo con dichas mediciones, entre 2008 y 2010 se registró una caída del ingreso promedio por hogares de 12,3% a nivel nacional y de eight,11% en el Distrito Federal (Evalúa DF, 2010). Y según el cálculo del Indice de Desarrollo Social3, el número de personas en grados bajos y muy bajos alcanza a 51,2% del total (4,5 millones de personas); y en términos de la ciudad construida, se manifiesta en el 43% de las manzanas urbanas del Distrito Federal (cuadro 1). Los datos surgen de un relevamiento del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica, que permanentemente publica estas mediciones que deberían llamarle la atención a una clase dirigente que mira para otro lado. Incluso, dentro del oficialismo, muchos referentes nacionales y provinciales anuncian usualmente la “ampliación de planes sociales” como una buena noticia.

Lo cierto es que si hay alguien en el país (y en el gobierno) que no cree en estas estupideces es el ministro Massa. Mucho menos su mano derecha, el “antikirchnerista” y “ortodoxo” Gabriel Rubisntein. Sin embargo, parece que hay que darle algo de circo, al país que cada vez tiene más caro el pan.

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El costo promedio de un servicio de fontanería oscila entre los 30 y 70 euros. La tarifa varía según el tipo de problema, la experiencia del profesional y la ubicación del trabajo. El trabajo de fontanería al aire libre, como tuberías con fugas o agrietadas, puede costar entre four hundred y 700 euros dependiendo del día y la hora del trabajo. Para el trabajo en interiores, el precio oscila entre one hundred twenty y seven-hundred euros. Por lo general, los fontaneros profesionales estiman una tarifa plana una vez que han visto el trabajo a realizar. Para evitar sorpresas desagradables en la factura ultimate, no dude en preguntar si sus gastos de viaje ya están incluidos en su factura.

De hecho, solo el 10,6% de la población encuestada había pedido un préstamo, lo que indica la falta de respaldo económico que tienen estas familias ante cualquier institución de crédito. De acuerdo a los resultados del índice international por necesidades básicas insatisfechas, la mayor proporción de hogares se ubicó en el estrato de los pobres indigentes, como se observa en el cuadro four; seis de la siete colonias indican una fuerte intensidad de la pobreza en la que está sumida la población. Algunas de las delegaciones periféricas del Distrito Federal presentaron un muy bajo nivel de desarrollo social, que estaba por abajo del 25%. Dicho de otra manera, dichas delegaciones son las que presentan los mayores porcentajes de población en condiciones de pobreza y, por lo tanto, con las peores condiciones en vivienda, salud y educación. PALABRAS CLAVE | barrios pobres, Ciudad de México, acumulación de desventajas, periferia urbana, suburbio interior fontanero detector de fugas. La fontanería requiere un alto nivel de habilidades prácticas y teóricas.

Llevó los libros de Lemebel a España y se los dio a leer a su amigo Jorge Herralde, director de Anagrama. En 1999 Herralde incluyó Loco Afán en la colección de Anagrama. Tiempo después La Esquina es mi Corazón sería reeditada por Seix Barral con prólogo de Carlos Monsivais que calificaba a Lemebel como “un fenómeno de la literatura latinoamericana de este tiempo”. El pesimismo de la prosa de Lemebel pareció identificar a un auditorio amplio de chilenos, aquellos que no disfrutaban del éxito económico, que se decepcionaron de la democracia o no podían ponerse tacones de combate. No quisiera encasillarlo con ninguna recepción especifica, porque me parece que cada uno de sus libros dialoga con diferentes imaginarios ciudadanos de aquellos sectores de Chile pesimistas que han enfrentado los fracasos de las modernizaciones”.

Y ella me respondía “No importa niña, viste que nos ahorramos un lifting con eso”. Todo esto lo leyó de taco alto y con una hoz de maquillaje que le nacía en los labios y se extendía por la mejilla, como un travesti revolucionario enfrentándose a una muchedumbre de izquierda poco habituada a tomar en cuenta esa clase de reclamos. –Pinochet decía que cuando escuchaba la palabra cultura se acordaba de Goebbels, y Goebbels decía que cuando escuchaba la palabra cultura llevaba la mano a su pistola. Cuando conocí a Pedro él period fontanero sant boi de llobregat un tipo amanerado que hacía mucho esfuerzo por no parecerlo. En un principio hubo gente que me criticaba cuando comencé a usar el apellido Lemebel. Decían que era un apellido afrancesado, decían que sonaba cursi, pero la decisión de utilizarlo no tenía que ver con querer parecer francés.

En tercer lugar se observan manchones urbanos en la periferia más lejana, como es el caso de la Delegación de Milpa Alta, y Tlalpan. Y finalmente, enclaves urbanos de pobreza, que se refieren a zonas de pobreza de menores dimensiones que se pueden ubicar en localizaciones urbanas centrales y suburbios interiores que se han mantenido por muchos años en esas condiciones (figura 1). Frente al agravamiento de la pobreza urbana, y particularmente en cuanto a la inserción de las personas y familias en los sistemas de bienestar y el mercado laboral, hay autores que proponen adoptar el enfoque de la exclusión social, que representa una visión más integral de la vulnerabilidad social. Todo lo anterior representa los eslabones de un proceso de acumulación de desventajas que conduce a un estado last de desvinculación respecto de la sociedad, es decir, de exclusión social.

Dijo que el economista es otro de los “liberales” que critican al oficialismo permanentemente. Ahora, la titular de la cartera de Trabajo aseguró que la inflación no es la prioridad ni del gobierno ni de los argentinos. Hoy, ante el silencio del kirchnerismo en retirada, en medio de un nuevo fracaso político y económico total, varios dirigentes de la oposición levantan sin complejo las banderas de uno de los hombres más importantes de la historia argentina. Julio Argentino Roca fue dos veces presidente de la República.

“A Pancho le gustaba más el glamour”, cube Sergio Parra. En sus diez años de existencia, las Yeguas bailaron una cueca sobre vidrios, fueron las dos Fridas, cabalgaron como Lady Godiva sobre un corcel blanco y fueron las convidadas de piedra al encuentro de los intelectuales con Patricio Aylwin, el candidato de la oposición a Pinochet en las elecciones de 1989. Allí, frente al establishment político de la centroizquierda chilena que había reclamado durante 17 años el retorno a la democracia, Pedro y Pancho se subieron al escenario sin permiso. Fleto, cola, colita, hueco, mariquita, mariposón, son algunas de las expresiones con las que los chilenos coronan al homosexual. En la boca de Pedro cualquiera de estas palabras tiene una dimensión juguetona, melancólica y hasta cariñosa.

Cuando en 1997 fueron a la Bienal de La Habana, Pedro ya había iniciado acciones de arte en solitario. Y marchó con un tocado de jeringas que simulaba una aureola y un lienzo escrito en un inglés autogestionado que decía “Chile return Aids”. La mesa de comedor de Lemebel es pequeña, para dos comensales, y está dispuesta junto a una ventana amplia que mira hacia un edificio de departamentos. No se puede decir que la vista sea buena, pero el departamento es amplio, y logró comprarlo a un buen precio.

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