El año 1983 sería uno de los más intensos en esta etapa primaria, supondría un cambio cualitativo tanto en el ascenso de la lucha política, la protesta social y la incorporación del elemento militar. Los que estábamos en la tarea militar aquel año nos poníamos pantalones largos, ese verano a plena luz del día en la feria de la población “La Victoria” aparecían combatientes con armas largas y cortas en un mitin armado, en el “comando del pueblo” estaría presente la silueta de una mujer con su pañoleta roja (Comando Lautaro de la fuerza central de la JJCC). En medio de la crisis económica el jueves 19 de agosto de 1982 escasas cuadra de la Moneda donde sesionaba la dictadura en el centro de Santiago irrumpe la primera “marcha del Hambre” miles de pobladores enfilaron por el paseo Ahumada gritando consignas «¡Pan, trabajo / justicia y libertad! », y «¡Se va a acabar, se va a acabar / la dictadura militar!
A Manolo le gustaba escuchar las historias del apagón del 14 de diciembre del ‘83, fecha en que había salido a la luz pública el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Saludo a las Compañeras y compañeros que a pesar de todas las pasadas siguen en la lucha. Permítanme rendir un homenaje a un hombre consecuente y revolucionario de tomo y lomo; a mi padre, que a sus 97 años sigue abrazando la causa de los humildes. Estando mi padre detenido me acerco a los pocos compas de la jota que quedaban en la población y comenzamos el trabajo popular en ayuda a nuestros pobladores y sus familias. Creo que desde ese instante abrace la lucha por la Dignidad del ser humano.
Este tipo de ansiedad es más situacional que crónica aunque, en anticipación a la situación preocupante, uno puede sentirse ansioso y temeroso, tener problemas para dormir y concentrarse durante los días previos al evento. Una operación programada o un examen importante como los exámenes del Colegio de Abogados pueden perturbar el sueño, provocar problemas gastrointestinales y provocar una respiración rápida durante un período de tiempo incómodamente largo. A fines de 1986 y por problemas de seguridad soy trasladado a esta misma tarea en el área correspondiente entre Rancagua a Linares, uno de los elementos notables de esta área fue darme cuenta que el trabajo militar ya tenía bastante experiencia habían desarrollado acciones de distinta índole y el partido tenía mucha más comprensión del trabajo militar que en otros sectores donde había estado. Ese mismo mes iniciamos el trabajo clandestino y en el mes de diciembre realizamos acciones de propaganda. En enero de 1974 junto a 11 jóvenes comunistas fuimos detenidos y salvajemente torturados por a lo menos 8 días. Estuvimos en manos del S.I.M. (servicio de inteligencia militar del ejército de chile), para posteriormente ser trasladados desde ahí a la cárcel de Chillán.
lo que aún no hemos hecho. Y también me gustaría cambiar de ropa, que puedas encontrar pantalones que te queden bien, zapatos tan bonitos que todos ooooh se vuelvan a mirarlos y me pregunten
En esa época Manolo estaba en una escuela de instrucción militar del Ejército Popular Sandinista en una zona del norte de Nicaragua llamada Apanás en el departamento de Jinotega, participando en un entrenamiento de guerra irregular de varias semanas de duración. Hablar de rodriguismo y hacer una constatación de lo que significó, me referiré a los momentos o detalle de situaciones que me marcaron en la vida. Dentro de las situaciones, hay varias que con los años se ven más nítidas, las cuales trataré de relatar con el mayor detalle. Lamento que muchas de estas enseñanzas en muchos de nosotros hoy la vemos de forma tan easy, tan sin importancia, tan vacía.
Ya llevaba dos meses en Chile y los buzones siempre se los daban hechos, y Alberto le había comentado que eso era peligroso. Para que un joven como tú trepe el enfierrado y ponga las cargas, –dijo–, hay muchas, pero muchas horas de pega previas, y muchos combatientes y ayudistas de distintas edades colaborando, hombres y mujeres. Nunca olvides que la gloria es de todos, no solo del torrero. Y como trabajador de la construcción, él sabía hacer de todo. Murallas, gasfitería, plomero, jardinero, matarife, artesano, minero, vendedor de cuanta cosa existía, gustador de buen vino tinto.
Todos eran cercanos al novelista chileno Jorge Edwards –con orígenes y trayectorias en las antípodas sociales de Lemebel–, y habían logrado el reconocimiento de la crítica asumiéndose como una generación de recambio, como Jaime Collyer, también parte del grupo, lo postulara en un artículo publicado en la revista Apsi en 1992. Pedro debió ser de radio AM y de teleserie de la tarde, con heroínas pobres y sufrientes de acentos lejanos y parlamentos almibarados. La teoría se sostiene cuando echa a correr un disco del grupo mexicano Los Temerarios, que suena como la agonía de una noche demasiado larga en una cantina de mala muerte. Una sonoridad curiosa, un órgano Casio que se funde sobre la voz de un intérprete con angustias sin resolver. Esa vereda pudo ser la Sociedad de Escritores de Chile, el bar Jaque Mate o la librería que a esas alturas ya había formado Sergio Parra, donde Pedro se instalaba a vender objetos de culto, iconografía de los setenta, imágenes del Che y algunas fotos pornográficas antiguas.
Lo bueno de entrar a la U, fue que tenía motivos para alejarme de mis amigos de la esquina, salir todos los días sin despertar ninguna sospecha de la familia y la alegría de mi mamá cuando me corte el pelo y me veía llegar todos los días antes de las 10 de la noche. Mis amigos me reclamaban que ya ni el fin de semana me juntaba con ellos, así que invente una polola que vivía por la Villa Olímpica y entonces me iba a pololear, pero en realidad me iba a la casa. Fue tan creíble este cuento que cuando conocí a mi compañera, una amiga le dijo que se cuidará de mí porque ya tenía polola.
Lo ha dicho así en cada entrevista y lo repite como repasando un guión. Por eso mi madre odió el barro toda su vida, porque mantener limpio todo era fontaneros ciudad lineal un gran trabajo. Si de ella hubiera dependido habría pavimentado todo el mundo, hasta los cerros, hasta las vacas”.
Junto a varios compañeros organizamos nuestra primera pequeña fuerza militar de Chillán. El ánimo era otro me sentía renovado lleno de valor y entusiasmado, era otro mundo. Estando en el comité de cesantes de nuestra población Vicente Pérez Rosales, tenemos las primeras señales de la necesaria lucha armada para derrotar al dictador. A pesar de ser reconocidos comunistas tres compañeros del MIR encabezados por Patricio Suazo (asesinado por la C.N.I. en años posteriores) nunca concretamos nada, pero el tema estaba planteado y la inquietud era fontanero detector de fugas cada día mayor.